La Mujer en el Museo y Museos de Mujeres. Artículo de Reflexión.

12.03.2021

En la quinta jornada de la semana dedicada a la mujer y la cultura, historiadora del arte, Carmen Soler Torres, nos trae un artículo de reflexión sobre la figura de la mujer en el ámbito museístico y sobre museos que pertenecen a las mujeres. 

Según lo dispuesto en el ICOM -Consejo Internacional de Museos-: el museo es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad, abierto al público, que adquiere, conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad, con fines de estudio, educación y recreo. Al hilo de esta definición, es fundamental reflexionar acerca de los cambios que las sociedades han ido experimentando con el transcurso de su historia. Si los museos son organismos que conservan y difunden el patrimonio que opera en torno a estas, es obligatorio que se adecue a las nuevas relecturas que son propuestas con el avance de los tiempos.

"Si los museos son organismos que conservan y difunden el patrimonio que opera en torno a estas, es obligatorio que se adecue a las nuevas relecturas que son propuestas con el avance de los tiempos."

En 1981 tuvo lugar la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), ratificada por las Naciones Unidas en 1979. Este mismo año se abrió el primer Museo de la Mujer, el Frauen Museum, en Bonn, Alemania. Actualmente podemos apreciar más de cincuenta museos de la mujer alrededor del mundo, cuya finalidad es poner en valor su historia, la cual ha sido olvidada, y hacer un reconocimiento importante de su arte. Sin obviar el logro de la mujer en este sentido, es trascendental cuestionarse por qué se tuvo la necesidad de levantar museos exclusivamente de mujeres.

Frauen Museum

"Es trascendental cuestionarse por qué se tuvo la necesidad de levantar museos exclusivamente de mujeres."

Cuando una pinacoteca es visitada, esta se expone como un lugar de memoria cultural donde se ve reflejada la historia, subordinada a un discurso androcentrista. Estos espacios han llevado intrínseco el papel de la mujer y del hombre, obviando un discurso equitativo entre ambos, mostrando de la misma manera las actividades que tradicionalmente se han asignado a uno y otro, prolongando tanto en la institución como en el público una visión obsoleta y condicionada de ambos sexos. Las mujeres han sufrido la cosificación en las salas de los museos como elemento a contemplar y no como sujeto activo que puede disfrutar, realizar y valorar el arte. Las exposiciones consagradas al aporte femenino en la Historia del Arte son carentes, no porque no las haya o les falte importancia, sino porque el museo como institución ha sido profundamente sexista.

"Las exposiciones consagradas al aporte femenino en la Historia del Arte son carentes, no porque no las haya o les falte importancia, sino porque el museo como institución ha sido profundamente sexista."

En la teoría y práctica feminista, este tema ha sido abordado a través de dos actuaciones. Por un lado, la crítica a la mera inclusión de unas cuantas obras de artistas al discurso expositivo, algo que es aparentemente positivo y que, evidentemente, contribuye a la visibilidad de la artista, pero que no colabora con el cuestionamiento de las bases del discurso artístico, estrechamente vinculado al genio -varón- creador. Por otro, las exposiciones, el medio más habitual desde que en los años 70 comenzó la reivindicación. Lo más usual es que se trate de exhibiciones temporales y, de forma casi inaudita, permanentes, teniendo como finalidad reseñar a artistas mujeres. A finales del s. XX y comienzos del XXI, hemos asistido a una especie de redescubrimiento del museo donde pueden valorarse algunos ápices de cambio. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer, puesto que, la trama que sigue, continúa siendo unitaria y androcéntrica, a la cual se ha incluido alguna pieza de mano femenina, quedando espacios 'exclusivos' que realmente son marginales, ya que refuerzan la imagen del artista masculino como el protagonista de la Historia del Arte, añadiendo 'excepciones'.

Volviendo a la cuestión inicial de por qué se tuvo la necesidad de crear espacios museísticos específicamente de mujeres, es necesario destacar su finalidad: reclamar la figura olvidada de la mujer y sostener su papel primordial en el desarrollo de la historia. Como ya se ha mencionado con anterioridad, los primeros museos de esta índole tuvieron sus inicios en los años ochenta, aunque la verdadera eclosión la vivieron en los noventa. El siglo XXI será propicio para la actualización de muchos de ellos, adaptándose a la nueva era tecnológica -destacando la vía online-. A la par que han ido evolucionando, han surgido también nuevas categorizaciones.

El marco teórico que gira en torno a estos museos se ha ido haciendo cada vez mayor, incluyendo así diferentes cuestiones que giran en torno al género.

Uno de estos museos a nivel mundial es The Women's Museum, en Dallas, EE. UU, puesto en marcha en 1996 por Cathy Bonner. Hay otros museos que, aparte de cumplir con el objetivo anterior, buscan resaltar la figura de una mujer concreta, correspondiente a un país específico. Un ejemplo de ello sería el Kvinnemuseet de Noruega, el cual abrió sus puertas en 1995 de la mano de la reina Sonja de Noruega. Su función es la de recuperar información acerca de la vida y el trabajo de las mujeres noruegas y su historia hasta la actualidad.

The Women's Museum, Dallas

Desde el comienzo de las manifestaciones en las que se acusaba la falta de mujeres en la historia, todos los ámbitos culturales comenzaron a hablar, ya que las relecturas de la creación artística de la mujer habían sido silenciadas hasta hace relativamente poco tiempo. Será así como esta nueva tipología de museos muestra dos tipos de variantes: la primera de ellas es la reivindicación histórica, donde se muestra a la mujer del pasado como creadora; la segunda donde se ensalza la artista actual. De esta segunda categoría podemos señalar, por ejemplo, el Museo de Mujeres Artistas Mexicanas, creado en 2008.

Sin duda alguna, el aspecto más tratado en los museos de mujeres ha sido el etnográfico. Como ejemplo de ello tenemos los Museos de La Femme Rhône-Alpes, en Francia, consagrado a reunir, restaurar y exhibir al visitante piezas y objetos propios del patrimonio de la mujer.

Este interés por ensalzar la figura femenina va desde los grandes museos de la mujer a nivel mundial, a los museos nacionales de la mujer, culminando con los museos de mujeres célebres y personajes históricos, a modo monográfico. En España, contamos con dos de ellos en forma de casa museo: la Casa Museo de Emilia Pardo Bazán, y la Casa Museo de Rosalía de Castro.

Casa Museo Rosalía de Castro

Finalmente, una de las tipologías más singulares de museos de la mujer la hallamos en Estados Unidos con los denominados 'paseos de la fama' de mujeres, similar al bulevar de las estrellas de Hollywood, donde se congregan en una sola infraestructura varios museos catalogados como monográficos. Uno de los más representativos será el National Women's Hall of Fame, cuyo propósito fundamental es venerar a las mujeres americanas que han gozado de gran relevancia.

National Women's Hall of Fame

¿Es necesario que existan museos específicamente dedicados a la mujer?

Llegados a este punto, tras conocer brevemente algunas de las tipologías de estos museos, es fundamental hacerse la siguiente pregunta: ¿Es necesario que existan museos específicamente dedicados a la mujer? Mi respuesta es clara, evidentemente . Tanto la historiografía feminista como la referente a los museos, cada vez más pone de manifiesto el deseo y la necesidad de incluir a estas en los discursos e instituciones oficiales. Un ejemplo claro de ello sería el Museo del Prado, un organismo esencial en la Historia del Arte por sus colecciones a nivel nacional e internacional, en sus doscientos años de historia, solamente ha dedicado contadas exposiciones de artistas mujeres, comenzando a realizarse hace escasos años, la primera sería en 2016, un monográfico de la bodegonista flamenca Clara Peeters, a la que la sucederían tres años después otra exposición dedicada a Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. No habría tanto espacio temporal hasta que en fechas recientes se inaugurase la gran exposición Invitadas, actualmente visitable.


¿Es normal que un museo de tal calibre, con una trayectoria vital tan longeva no haya realizado más exposiciones de este tipo o no haya incluido en sus salas más de diez obras de mano femenina de sus más de mil expuestas? Se conoce que el Prado cuenta con aproximadamente 178 piezas de unas 69 artistas. ¿Realmente no ha tenido tiempo para reflexionar acerca de la integración de las mujeres en sus salas? Con lo comentado anteriormente, podemos ver ese inicio de cambio que se está llevando a cabo, es así como en estos últimos años apreciamos como dicho museo está intentado que se incluya cada vez a más artistas en las nuevas colecciones presentadas, teniendo en cuenta la perspectiva de género. No obstante, el camino es largo y queda mucho por hacer y por andar, aunque en instituciones como el Museo del Prado, se vislumbra un ápice de cambio cada vez mayor.  



Carmen Soler Torres


Bibliografía

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  • Cipolla, D. A. (2019). Género e Identidad: Las mujeres a través de los museos. Luján: Universidad de Luján.
  • Delgado, C. (2017). El museo de la mujer o la mujer en el museo: estrategias de visibilización e incorporación del enfoque de género en proyectos curatoriales (Tesis para magíster en Museología y Gestión del Patrimonio). Facultad de Artes, Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio, Bogotá, Colombia.
  • López, V. y Llonch, N. (2010). Una panorámica de los museos de mujeres en el mundo. HER&MUS, 3, 12-18.
  • Torregrosa, M. (2019). Museos y género: una asignatura pendiente. EARI Educación Artística Revista de Investigación, 10, 184-197.

Editado por Isabella S. Casto