Una mirada crítica (I): Museo de Huelva.

25.11.2020

Estrenamos nueva sección en la que trascribimos de manera crítica nuestras visitas a galerías, salones y museos. En esta ocasión, ponemos un ojo crítico en el Museo de Huelva. 

Imagen: (www.huelvainformacion.es)


Una mirada crítica

Una mirada crítica nace a partir de la idea de difundir museos, salones y galerías que son conocidos en menor medida y, por otro lado, proyectar nuestra visión personal ante espacios de mayor repercusión. El objetivo es poder mostrar a los lectores los aspectos que consideramos más interesantes de cada museo, así como las carencias o defectos de los mismos. 

En consecuencia, sería interesante que nuestra crítica impulsara a los lectores a abrir un debate, en el cual podamos analizar las virtudes de cada espacio, así como las mejoras que se pueden proyectar. Así pues, en el primer capítulo de esta sección lo dedicaremos al Museo de Huelva.



Sobre el museo

El Museo de Huelva, tal y como lo conocemos, nace un 12 de octubre de 1973. El diseño de la nueva sede quedó a cargo de Lorenzo Martín Nieto, quien optó por un edificio funcional de dos plantas con toques de decoración mudéjar. Mariano del Amo fue su primer director, un cargo que a día de hoy ostenta Elena Aguilera Collado. 

En la planta baja, nos encontramos con una interesante sección arqueológica, mientras que la primera planta está destinada a las Bellas Artes, así como una sala contigua para exposiciones temporales

La entrada al museo es gratuita.


Qué podemos encontrar

El recorrido de la visita comienza, como adelanté anteriormente, con un espacio de carácter arqueológico. Ordenado cronológicamente, me pareció muy interesante, ya que te permite conocer mucho mejor la historia del territorio, partiendo desde el paleolítico, a partir de unas acertadas y completas láminas informativas.

De esta manera, podemos contemplar piezas de gran interés histórico como ajuares, ídolos, armas, objetos domésticos, cerámicas... Entre todas ellas, cabe destacar una singular estela que contiene grabada una extraña figura antropomorfa ("Estela diademada de Cañaveral de León"). 

Más adelante, damos un salto en el tiempo para contemplar hallazgos fenicios y de cultura griega. Es interesante descubrir cómo estas culturas terminaron sacando provecho a la agricultura de los extensos llanos onubenses, de las rutas marítimas y, sobre todo, de la minería

Ya en el término de la sala encontramos piezas de la época romana, a partir del siglo II a.C., donde encontramos bustos, cerámicas, piezas metalúrgicas o restos funerarios. La cartelería continúa informándonos detalladamente, y nos cuenta cómo esta cultura asentó definitivamente la gran urbe a través de estas tierras. Finalmente, antes de salir, hay un pequeño espacio dedicado al legado musulmán.


Subimos a la primera planta y llegamos a las salas de Bellas Artes. Honestamente, esta era la parte de la visita que más me apetecía ver. En la primera estancia, nos encontramos con una selección de cuadros de época medieval pintados, en su mayoría, por anónimos de origen sevillano, entre los cuales me asombraron sobremanera algunos como la "Virgen en oración". Entre estas obras, destacaron para mí el "Ecce Homo" atribuido al círculo de Luis de Morales, así como el "Martirio de San Lorenzo", probablemente realizado por Francisco de Herrera el Viejo. 

Avanzamos en el tiempo y, al entrar en la siguiente sala, me encuentro con una pintura costumbrista que se convierte en una de mis favoritas. Se trata de "Escena de interior" (1850), de Antonio Cabral. Un detalle interesante fue la ausencia de la obra "Mi madrina" de Luis Huidobro, el cual se encuentra expuesto actualmente en "Invitadas", en El Prado. 

En la sala contigua, contemplo una hilera de cuadros muy interesantes: en primer lugar encontramos el retrato "Figura de una mujer" (1922), de Salvador de Albacete, en el que vemos a una mujer vestida muy a la andaluza, probablemente de etnia gitana, de ojos caídos y mirada cansada. Un retrato que me pareció ciertamente fabuloso. A su lado podemos observar la colorida pieza de Salvador Tuset, que representa el mito de "Venus y Adonis", en un excelente óleo en el que predominan las formas y el color. Justo en frente de estas dos obras, me sorprendió gratamente la "Pilar" (1920) de Ramón Laporta, la cual es muy probable que nos hará haga internamente a la "Maja desnuda" de Goya.

Nos vamos acercando al final y, en la siguiente sala, advertimos que hay una selección de obras realizadas por artistas locales. Entre me ellos me cautivaron varios, como fue el caso de José Caballero, pintor de influencias surrealistas, del cual he de reconocer que al contemplar de lejos confundí con Guillermo Pérez Villalta, y que me agradó mucho conocer. Entre sus pinturas expuestas, destaco "El hombre del estercolero" (1948). A su lado, encontramos obras del que fuera maestro del anterior, Daniel Vázquez Díaz, del quien quedaría en grabado en mi retina su sobrio y enigmático "Último retrato de Juan Ramón Jiménez" (1955).

Para concluir, tenemos algunas obras más contemporáneas de artistas como Pilar Barroso, con "El árbol amarillo" (2009) de marcado impresionismo y pincelada rápida, o una interesante técnica mixta de Pedro Rodríguez Cruzado, con "Moguer" (2008).




Lo mejor y lo peor

Lo mejor:

  • Entrada totalmente gratuita.
  • Museo de interés histórico y artístico.
  • Las láminas y carteles informativos, muy completos.
  • Buena organización cronológica.
  • Sistema eléctrico de luces automáticas en cada espacio.
  • Espacio bien aprovechado.
  • Buena selección de obras del Depósito del Museo de Bellas Artes (Sevilla), así como de artistas locales.
  • Próximas exposiciones en vigor.


Lo peor:


  • No hay ningún folleto o catálogo del museo (o al menos, no que a mí me constara).
  • El foco y la iluminación de ciertos cuadros en particular no me pareció la más adecuada. Hacía que tuviera que moverme constantemente para apreciarlo mejor. 
  • La total inactividad de sus redes sociales. En mi opinión, si poseyeran unas r.r.s.s. más activas, el museo contaría con más espectadores.
  • No encontré ningún empleado a lo largo de ninguna sala (tan sólo una chica, a la salida). Sería un gran acierto (y más en este museo, que goza de mayor intimismo) contar con algún historiador/historiadora del arte para hablarnos sobre los diversos estilos, técnicas y artistas de las salas.
  • No hay audioguías.
  • No posee página web propia.



Conclusiones


Puedo decir con sinceridad que disfruté y aprendí mucho con mi visita al Museo de Huelva. Lo recomiendo sin lugar a dudas a cualquiera que pase por tierras onubenses, y deseo de veras que trabajen en pequeñas mejoras que podrían convertirlo en un museo mucho más completo.


Redactado y editado por Iván Trujillano S.