Interpretación psicológica de la obra de Kafka.

03.07.2021

El autor Iván Cantero expone su interpretación sobre las obras más relevantes del célebre escritor.

Franz Kafka en 1917

Sé que se ha escrito mucho, quizás demasiado, tratando de analizar la obra de Kafka. Además, la mayoría relacionado con cuestiones psicológicas, sobre todo freudianas, llegando a acuñarse el término más o menos aceptado de "síndrome de Kafka"... Pero es que cada uno de los principales libros del autor, de manera natural, me han sugerido interpretaciones psicológicas diferentes y relacionadas entre sí que creo que merecen ser compartidas, aunque sólo sea por su (al menos relativa) originalidad. 

Hay que comenzar diciendo que el autor debe gran parte de su fama, dejando a parte su genialidad, al hecho de convertirse en una leyenda por su muerte prematura y su obra inconclusa. Resulta todavía hoy sorprendentemente fascinante y leído por ser un escritor casi contemporáneo capaz de destacar y ser diferente en el "cómo" y no en el "qué" o el "para qué" de lo que cuenta en su prosa, que desde fuera tiene fama de dura y elitista. Y, por supuesto, fuente de muchas y muy diversas interpretaciones razonables. En lo que parece que todo el mundo está de acuerdo es que, como mínimo, trata de parodiar la burocracia moderna, usando su formación de jurista como vehículo o excusa para contar todo lo que tenía que decir. 

Probablemente se inspiró en Lewis Carroll para crear su ecosistema disparatado, exagerado y divertido para retratar la realidad, aunque de modo mucho más elaborado y asequible. Luego fue seguido por muchos, tanto en la literatura como en el cine, de manera reconocida o diciendo ser en realidad "surrealistas", por lo poético y elevado que suena el término. Uno de los que mejor lo han hecho ha sido, sin duda, John Kennedy Toole en La conjura de los necios. Y es que creo que el estilo kafkiano es, ante todo, humor hiperrealista, con mucha más ironía que absurdo. 

Max Brod, quien publicara la obra de Kafka tras su muerte, junto al susodicho escritor.

Por encima de lo literal, siento que El Castillo, El Proceso y La Metamorfosis tratan cada una un tipo de patología mental concreta, con el mérito de haber sido escritas en una época en la que la psicología estaba todavía en desarrollo formal. Para ello, me baso en el sentimiento concreto y diferente de sufrimiento que sufren los protagonistas en cada una de las obras ante los problemas a los que se enfrentan. De este modo, El Proceso sería una alegoría de la depresión: Josef K se ve envuelto en un proceso ininteligible del que no tiene más que requerimientos simbólicos (salvo el primer día), pero en realidad muy fácil de esquivar, en el que él mismo se enrola voluntariamente hasta que termina asimilándolo como propio, y asume su culpabilidad sin existir ninguna sentencia. El Castillo, aunque aparentemente inacabada y relacionada con El Proceso (aunque sólo sea porque el protagonista también se apellida K), trataría un tema muy diferente: las fobias y los complejos. El agrimensor recién llegado al pueblo se encuentra en un limbo administrativo sin solución aparente, pero realmente no se atreve o no se ve con fuerza suficiente para acudir al castillo personalmente a resolver sus problemas y trata de recurrir a las vagas influencias indirectas de los lugareños que va encontrando en su camino. 

En cuanto a La Metamorfosis, la más esperpéntica de todas, reflejaría a través de la conversión en insecto de Gregor Samsa la sobrevenida mal llevada de una dependencia física o psíquica total de un miembro clave en una familia: los padres y hermanos de Samsa son conscientes de la nueva situación, pero la frustración de la nueva situación los hace incapaces de asumirla, ni de dar un trato adecuado al mutado, ni de buscar alternativas, convirtiéndose para ellos en un estorbo al que incluso tienen miedo, delegando el trato hacia él en una criada. La metamorfosis resulta una metáfora muy adecuada, porque la animalización o cosificación a los ojos ajenos de alguien supone una liberación en la culpa y la conciencia de quien le infringe un trato inhumano. Finalmente la liberación llega cuando el propio Samsa perece por la negligencia en los cuidados que le proporciona su familia. 

Al fin, esto no es más que una reflexión más o menos fundada, de entre las muchas que existen. ¿Vosotros qué opináis? 


Iván G. Cantero



Editado por Iván Trujillano