Hagamos hablar del arte. Artículo de reflexión.
Daniel Gutiérrez Rodríguez nos plantea un debate entre el arte comprometido y "el arte por el arte". ¿Qué corriente sigues?
Allá en el año 1935, Pablo Neruda, que se había instalado hacía apenas unos meses en la mítica "Casa de las flores" situada en Madrid, volvía a cuestionarse acerca de la función y la pureza que debía, o no, mantener la poesía en tiempos convulsos. Y digo "volvía" ya que encuentro en esta cuestión que el poeta chileno ponía sobre la mesa en su artículo "Poesía sin pureza", una extrapolación lírica de la eterna disputa inherente al arte que se debate entre el arte comprometido con el contexto histórico que rodea al artista y el arte como disciplina independiente respecto a temas de preocupación real (arte puro o desinteresado).
El objetivo que pretendo conseguir con este artículo no es otro que el que Neruda consiguió alcanzar, aunque me atrevería a sugerir que de una manera inconsciente, cuando publicó su artículo en la revista "Caballo verde para la poesía": realzar la poesía a partir de la reapertura del eterno, pero necesario debate entre arte comprometido y arte por el arte, una disputa a la que imagino como una herida que vuelve a abrirse en la piel del arte cuando está a punto de cicatrizar por completo.
¿Por qué creo que es necesaria esta discusión? Más allá de las posturas que toman los defensores de ambas corrientes y de las razones que postulan como irrefutables para la defensa de una u otra visión, el propio hecho del debate implica intrínsecamente la creación de contenido artístico y, lo que es más relevante, genera el consumo y el interés para tomar partido por una u otra corriente por parte de un público cada vez más reducido y menos interesado por el mundo del arte. Por tanto, con este reabrir de la disputa entre ambas corrientes artísticas pretendo dar prioridad al hecho de dar visibilidad al arte mediante el enfrentamiento pasivo que puede significar esto.
Puede parecer una idea disparatada, ya que lo que propongo no es más que la mediatización del arte mediante el conflicto; es decir, repetir la fórmula que hoy en día vemos en cualquier programa de televisión que pretende conseguir un alto índice de audiencia de manera rápida y sencilla. Sin embargo, si atendemos a varios episodios de la historia del arte y de la literatura, comprobamos que esta fórmula, de la que hoy en día podemos pensar que podría atentar contra la honra artística, ya ha sido puesta en práctica.
El artículo de Neruda del que veníamos hablando es buen ejemplo de ello: "Poesía sin pureza" es una respuesta al estilo poético que por esa época representaba Juan Ramón Jiménez, poeta que practicaba una poesía que huía del retoricismo, de los fines políticos y de la decadencia. En definitiva, Pablo Neruda escribe este artículo como un manifiesto a favor de todo aquello contra lo que cargaba Juan Ramón Jiménez; el poeta chileno defendía una poesía miliciana, comprometida con el hombre y que tratara sobre temas cotidianos que pueden ser considerados vulgares para el lirismo. Pero lo importante para nuestra teoría es saber qué repercusión tuvo.
Si fijamos nuestra mirada en la posguerra, podemos ver una influencia nerudiana evidente en autores como Blas de Otero o Gabriel Celaya, ambos llamados poetas sociales. Si por el contrario buscamos influencia de las riendas que marcó Juan Ramón Jiménez con su poesía pura, podemos señalar al cubano José Lezama Lima, poeta con el que Juan Ramón tuvo la oportunidad de conversar durante su exilio en Cuba.
Es más, solo hay que investigar un poco sobre la conflictividad en el mundo del arte, independientemente del motivo por el que se produce la disputa, para darse cuenta de que es una fórmula de éxito con la que todos salimos beneficiados. Solo debemos pasear por las calles de Roma para comprobar esto; la pugna que parece ser que mantuvieron Bernini y Borromini hace de cualquier rincón de la urbe romana un tesoro público listo para ser descubierto, por no hablar de la inabarcable y fuente de influencia que significaron para los autores contemporáneos y posteriores.
La crítica señala que el origen de este conflicto tiene que ver con el prestigio que significaba ser la mano derecha artística del Vaticano. Por tanto, debemos señalar directamente al ego como motivo principal del conflicto que tantas obras de arte nos ha dejado. Un conflicto del que se llega a afirmar que derivó en odio personal entre estos genios de la arquitectura.
Hay indicios de que el famoso enfrentamiento literario que mantuvieron Góngora y Quevedo fue provocado por un motivo similar al de los genios italianos. Y es que existen teorías que señalan que esta disputa fue planeada por Quevedo como una estrategia para llamar la atención de las cortes españolas ya que, mientras él apenas era un autor conocido, Góngora era un poeta consagrado y de prestigio. Por tanto, el hacer que un autor de renombre contestara a sus reproches suscitaba una atención importante.
Arte comprometido, arte por el arte, esculturas que miran horrorizadas las obras del rival de su escultor (Fontana dei quattro fiumi), poemas que insultan a otros poetas ("Érase un hombre a una nariz pegado"), etc. El tema del arte es el arte mismo, nada escapa de sus brazos. Por tanto, discutamos sobre sus temas, debatamos sobre qué debe abarcar o no. En definitiva, hagamos hablar del arte. ¿Y tú, qué corriente sigues?
Daniel Gutiérrez Rodríguez
Fuentes
- El País. El odio entre arquitectos que acabó inventando el barroco. https://elpais.com/elpais/2018/07/26/eps/1532629704_500018.html
- Sobre una poesía sin pureza. https://ciudadseva.com/texto/sobre-una-poesia-sin-pureza-manifiesto/
- ABC. Góngora contra Quevedo: Hasta la muerte y más allá. https://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/sevi-gongora-contra-quevedo-hasta-muerte-y-mas-alla-201804080845_noticia.html
Editado por Iván Trujillano